Cada paso que se da dentro de una relación es importante y causa tanta emoción que nos mantiene durante un tiempo sobre algodones, con un estado de bienestar que, a los ojos de los demás, nos hacen parecer como si fuésemos de otro planeta. Irse a vivir juntos, compartir el mismo espacio y no tener que despedirse cada día es una de esas situaciones…pero cuidado, hay que organizarlo bien para que el sueño rosado no se convierta en pesadilla.
Debido a la situación económica nos solemos independizar más tarde y eso hace que tengamos menos experiencia en organizar y llevar una casa, además de ser más dependientes de papá y mamá, así como más infantiles y dependientes. Para hacer de esto, todo un camino sobre ruedas, te proponemos lo siguiente.
La base de cualquier relación es la comunicación y ahora más que nunca debéis de hablar para saber qué espera cada uno de vivir juntos. Es bueno también organizarse y seguir algunas pautas de los pisos de estudiantes, como organizar las tareas y los turnos para que nada se quede sin hacer y para que ninguno de los dos se cargue de trabajo. Tras un tiempo, estos horarios se relajan, pero ya habréis cogido el hábito necesario para funcionar solos.
Ha llegado el momento de hacer concesiones y de buscar la manera de que el espacio sea de los dos, decorad juntos o llegad a acuerdos para que los dos podáis tener aquello que os gusta para que esas cuatro paredes se conviertan en vuestro hogar.
Una relación es preciosa cuando no se ven las manías del otro. Él dejará pelos en la bañera y tú utilizarás su cuchilla para depilarte. Tenéis que mantener la calma, aceptar algunas cosas y cambiar –ambos- otras. No intentes cambiar a tu pareja en todo y por todo, ya que debe gustarte tal como es.
Por último, recuerda que sois 2 personas inmersas en una relación, y así debería seguir. Por vivir juntos no tenéis que pasar las 24 horas pegados, es conveniente mantener la individualidad, los amigos y el espacio íntimo para que después, apetezca estar en compañía.