Cuando empieza una relación todo es muy bonito, nos apetece estar con la otra persona y que no pasen las horas. Según va pasando el tiempo y vamos afianzando nuestra relación, el deseo de estar juntos va creciendo y se busca una independencia, un lugar propio donde crear una familia.
En todo este proceso, casi nunca se habla de dinero, suele ser un tema que se evita, por parecer muy materialista e interesado, pero es imprescindible tratarlo para no llevarse sorpresas desagradables posteriormente.
Cada pareja es un mundo y en lo concerniente al dinero es una regla que se ratifica. Hay parejas que deciden pagar todos los gastos a medias y dejar que cada uno se administre y sea dueño de lo que les quede de nómina durante el mes; otras prefieren dejar en manos de uno de los miembros el control absoluto del dinero y la economía familiar… y hace años, era el hombre el que administraba el dinero y le daba a la mujer una cantidad concreta para que hiciera las compras de la semana.
Da igual cómo acordéis este tema, lo importante es que ambos os encontréis a gusto y sea un modelo que os convenza. Hagáis lo que hagáis lo ideal sería que ambos tengáis una independencia económica aunque sea mínima y que si la situación familiar cambia, sepáis también cambiar el modelo a seguir. Es decir, si en un momento dado uno de los dos se queda sin trabajo, lo estipulado hasta el momento puede no ser la mejor opción y eso hace que haya que cambiar y ajustarse a la nueva situación.
Este, como tantos otros, es un tema privado en el que nadie debe meterse, cada pareja se organiza como cree mejor y su modelo, válido para ellos, puede que no le valga a otros. Es fundamental saber respetar la diversidad de opciones.