Conquistar a una mujer que ya tiene el corazón ocupado puede llegar a ser difícil pero no imposible, solo se necesita tiempo, constancia y paciencia.
Una de las cosas más importantes para empezar es acercarte a ella, has de conseguir ser su amigo para poder saber todo sobre sus gustos, aficiones, problemas, preocupaciones y demás asuntos que la ronden por la cabeza. Esto te ayudará a conocerla mejor y a ganarte su confianza, la cual nunca debes traicionar porque sino todo lo que hayas hecho habrá sido en vano.
Quedar para tomar un café, para hablar, para dar un paseo o para salir de fiesta, haz que se sienta cómoda y que no sepa tus intenciones por el momento. Te irás ganando un hueco en su vida con paciencia.
Convertirte en uno de sus mayores apoyos, que vea que estás a su lado en todo momento. Has de intentar evitar que piense en el hombre del que está enamorada, que cuando esté contigo se la olvide quien es y solo tenga ojos para ti. En este momento tendréis la suficiente confianza y podrás hacerla cumplidos de modo sutil, que vea que te fijas en ella.
Operació de hormiga
Poco a poco se irá dando cuenta que eres una parte importante de su vida y que sin ti las cosas serían muy diferentes por lo que se sentirá confusa y eso te dará una buena ventaja para conquistarla.
Con el tiempo cambia de actitud, ya no intentes ser solo su amigo, dala pequeñas pistas acerca de lo que estas sintiendo por ella, haz que se sienta especial y que se ruborice cuando la digas cosas bonitas y cuando la tocas.
Haciendo esto ella empezará a sentir algo mas por ti, dejando los sentimientos por el otro hombre de lado. Cuando estéis a solas fíjate en cómo te mira, eso te dará una pista de cómo se siente ella cuando está a tu lado. Si sonríe mucho y se la nota relajada, es una señal.
El momento decisivo y más delicado será cuando te decidas a confesar tus sentimientos. Háblala como siempre, no hagas nada especial, tan solo dila que es la mujer mas maravillosa que has conocido en tu vida, que ojalá no estuviera enamorada de otro porque tú deseas hacerla feliz, que solo piensas en ella y que tienes unas ganas tremendas de besarla.
Si ella siente lo mismo, ese es el momento del beso, donde definitivamente la tendrás enamorada. Y es ahí cuando empieza el trabajo más duro y gratificante… hacer que se enamore de tí cada día.